Texto e imagen: Nitrofoska
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Fragmento 2:
Se tocaba la cabeza como si buscara una pieza suelta. Sabía que algo no encajaba, aunque el espejo devolviera una imagen completa. La habitación era un cubo estático. Afuera, los cristales repetían una ciudad que ya no le pertenecía. Dentro, todo era tacto: las sábanas, su piel, la presión de una pregunta sin palabras. No recordaba cuánto tiempo llevaba sentada allí. Quizás días. Quizás una vida. A veces tenía la sensación de estar siendo grabada. O soñada. Pensó que si se quedara inmóvil el tiempo suficiente, alguien vendría a apagarla. Pero nadie vino. El mundo no se encarga de las inadaptadas. Se limita a dejarlas caer.
©Nitrofoska