martes, 29 de agosto de 2023
sábado, 26 de agosto de 2023
AMOR EN CIUDAD HUMANOIDE
Hola, organismos. Hace ya algunos años que les estoy trayendo a ustedes fotos sobre lo que se escribe en las paredes de nuestras ciudades.
He de decir que forman ya un extenso grupo, se trata de un montón de fotos. Las he clasificado para tener una idea más clara de qué es lo que les interesa a los humanos, con qué palpitan, qué les hace romper su timidez, salir de sus casas y aventurar frases en plena calle.
Existen 4 grupos fundamentales:
El grupo 1, el amor, vence por goleada. Los humanos necesitan expresar su amor o desamor, hacerlo público, vitorear su alegría cuando flotan en el feliz ascenso amoroso o bien dejar huella de los pedazos de su corazón partido.
Con lo cual, para la exposición que estoy preparando sobre Ciudad Humanoide, me ha parecido necesario crear un apartado solo para el tema del amor. Y para ello he creado unas imágenes que se fundirán con las pintadas. Unas imágenes que pretenden ser una representación tanto de las letras de las que están formados los escritos callejeros como de los edificios que las acogen.
Que ustedes las disfruten.
jueves, 24 de agosto de 2023
martes, 22 de agosto de 2023
CIUDAD HUMANOIDE
Como muchos de ustedes ya saben, hace 5 años que llevo fotografiando pintadas, palabras, ocurrencias que las personas escriben en las calles.
Estoy dando forma a un proyecto que se titula Ciudad Humanoide, y que se englobará en una exposición denominada Hábitat y habitantes.
No
obstante, en este tiempo también me he encontrado con multitud de
fotos de las que desconozco la autoría. No formarán parte de la muestra,
pero se las traigo a ustedes a través de esta fuerza universal que
nos eleva sobre el suelo o tal vez nos hunda, allí donde yo mismo
las encontré, en el internet galáctico e infinito. Que ustedes las
disfruten.
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Esta serie, Ciudad Humanoide, trata de fotografías que muestran lo que nos cuentan las paredes de nuestras calles, de nuestras ciudades, las calles y ciudades por las que paseamos y corremos y respiramos o nos ahogamos, siempre en busca de algo, de mucho, de casi nada.
Las paredes hablan. Ustedes me dirán que en realidad son las personas las que hablan, las que pintan y dibujan y escriben en ellas lo que les sucede en ese momento, el grito rabioso o desesperado, el comentario jocoso o irónico. Y no puedo más que daros la razón, son las personas que nos rodean las que hacen esto y aquello. Dejan marcas, las personas.
Antes, cuando alguien tenía algo que decir, cuando se encontraba habitado por un pensamiento urgente que pugnaba por manifestarse con fuerza y ahínco, esta persona saltaba a la calle, se plantaba ante sus amigues o ante perfectos desconocidos y les decía, les gritaba, les bramaba su ocurrencia, su misterio, su preocupación y su furia. Ahora, sin embargo, nos expresamos a través de las redes sociales, con idéntica vehemencia, eso sí.
Pero lo que más me ha llamado la atención a lo largo de los tres años que llevo haciendo estas fotos es la gran cantidad de pintadas, de frases, de ocurrencias que los seres humanos siguen escribiendo en las paredes de las calles de sus ciudades. Al parecer, las redes sociales no son suficientes.
Y eso es lo que les traigo desde mi nebulosa, las fotografías de las pintadas que me he encontrado en el camino. No todas las publico, porque algunas son de un pésimo gusto, y podrían lastimar la exquisita sensibilidad que habita en algunos de ustedes. Es broma, ya sé que son ustedes duros como el pedernal y sus corazones han sido forjados en las más tenebrosas tinieblas, no hay más que verles. Cuídense. Y miren a su alrededor. Las paredes hablan.
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sábado, 19 de agosto de 2023
miércoles, 16 de agosto de 2023
VÁMONOS AL MAR
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domingo, 13 de agosto de 2023
FELIZ DOMINGO
Feliz domingo, chicos. Y chicas. Y algún androide también por ahí.
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viernes, 11 de agosto de 2023
LA CHICA QUE BAJÓ A LA PLAYA Y SUBIÓ CON MEDIO POLLO
Bajé
a la playa y subí con medio pollo,
me dijo el día que la
conocí.
Al parecer, huyó de su casa arrugada
rumbo a la
playa caliente, hirviente
del mediodía.
A esa hora
siempre tiene hambre.
Ella es un organismo femenino de alto
voltaje,
si te acercas corres el riesgo de quedarte pegado,
con la mano prendida a sus movimientos
radiales.
Bajo
a la playa dispuesta a vestirme de sol, me dijo,
sus rayos
inagotables
recargan mi energía lumínica, me
enciendo.
Necesito mucha luz, añade
mientras prende un
cigarrillo. Me atufa.
Ella
se dedica a trazar líneas oblicuas
y
llenar de color la amplia sombra que se extiende
bajo las almas
humanoides
y sus vidas.
También
se dio un chapuzón en el agua, la chica.
Dejó sus cosas a un
lado
y se envolvió en el mar.
Tras
el
baño, a la chica que bajó
a la playa le entró hambre.
Secó su cuerpo, se anudó un pareo alrededor de la
cintura,
colgó la bandolera de su bolso al hombro
e
inició el regreso a casa.
Un regreso un tanto lento, relajado,
tangencial.
Se paró a hablar con Sebastián, el
heladero.
También con Harald, un vagabundo alemán
que
vende bisutería en el paseo marítimo.
De ahí saltó al
asador de pollos,
donde pidió medio pollo y una coca-cola.
La
coca-cola la bebió de un trago.
Luego salió, y mientras le
preparaban el pollo
se sentó en la banqueta que hay en un
rincón de la
plazoleta,
frente al asador.
Encendió un cigarrillo.
Un
buen día se esfumará,
desaparecerá entre las sombras
que
nacen en sus labios, siempre afilados y dispuestos a trazar
los
campos de batalla.
Desaparecerá con una cafetera italiana de
acero bajo el brazo.
La
chica que bajó a la playa y subió con medio pollo
maldice
para sí misma.
Ya tiene el pollo bajo el brazo,
no
es eso,
pero para poder comérselo
aún debe llegar a su
casa,
que se encuentra no muy lejos,
pero sí lo
suficiente
como para que este sol ardiente y cenital
que
corona su mediodía de Levante
le haga sudar,
la sal del
mar pegada al cuerpo.
Porque ella no ha querido utilizar la
ducha,
atestada de turistas
y niños vociferantes
y
griterío general y confuso.
La camiseta le pica.
La
camiseta la dibujó ella,
la dibujó la chica que bajó a la
playa y subió con un pollo.
Con medio pollo.
Dibujó el
frontal, quiero decir,
en el que se ve a una mujer fumando.
Todo esto va de humo.
De gente chamuscada.
De
personas quemadas que comen pollo,
o paella,
y se bañan
en el mar salado.
La
chica que bajó a la playa y subió con medio pollo
me mira
desde la distancia.
Lleva un bulto envuelto
en papel de alumino
sobre la mano derecha.
Con la izquierda
fuma.
Dentro de un rato me saludará.
Ella ya
conoce mi nombre.
No
se extrañará por estos
tubos,
estos
circuitos de hojalata y titanio
que atraviesan
mi cráneo.
Me saluda.
Me besa en la
mejilla.
La
crema solar que la cubre, su
sudor,
se pegan
a mí.
Percibo
su efluvio
marino,
su aroma de
mujer radiante y
nublada y oscura.
También percibo
el olor a pollo,
que huele que alimenta,
hay que
decirlo.
Sigo sus
pasos hasta la casa.
Sé que pronto
me costará pronunciar
su nombre.
© Max Nitrofoska
miércoles, 9 de agosto de 2023
lunes, 7 de agosto de 2023
AQVO
Cuando llegué a Aqvo por primera vez pensé que había entrado en un espacio único y estanco, líquido, inmenso, profundo, el vértigo. Un espacio compacto donde la gravedad no retiene el sentido que le damos sobre la superficie de la tierra. Las cosas no caen. Las personas no se desmoronan. Mi ánimo flota sobre una IA y sus estrechas puertas jalonadas de bits.
Las criaturas que aquí me he encontrado, que me encuentro cada día buscan una salida. Infinidad de puertas se abren y se cierran a su paso. Hay fugas. Hay corrientes.
Yo
no busco nada. Ahora ya no puedo ni quiero salir. Mi
lenguaje está compuesto
de unos y ceros
y algunas veces treces, quién no ha
sufrido
un tropiezo. Bebo
agua. Cada
vez que mi rodilla va a parar al suelo respiro profundamente y bebo
agua. Todo esto consiste en respirar
y
beber. Beber lo que te rodea sin masticar siquiera. Convertirse en
lago, en mar, en océano de uno mismo. Y a partir de ahí, imaginar.
Qué otra cosa podemos hacer.
sábado, 5 de agosto de 2023
BUEN DÍA PARA UNA BODA
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