Aqvo se revela con la sobriedad de un abismo sin fin, un lugar donde los sueños y la materia se confunden. En los inicios, la profundidad fue la única verdad, un vacío que me envolvía con la certeza de la oscuridad primigenia.
Entidades difusas poblaron este espacio, seres nacidos de la intersección entre la realidad y el sueño. No distingo si son fantasmas de mi propia psique o surgieron de estas profundidades, su origen es tan elusivo como su naturaleza. Aun así, la densidad de este lugar me mantiene cautivo, su atmósfera cargada de partículas que dan forma a mis pensamientos más ocultos, adheridas a cada fibra de mi voluntad.
Texto e imágenes: Nitrofoska