Cuando los medios de incomunicación insisten en
mostrar a una persona como ridícula, inaceptable y terriblemente peligrosa para
nuestros intereses, me saltan las alarmas.
Hablo de Donald Trump. No hay día en que Trump no
llene un importante espacio en los medios, arrojándonos la imagen de un payaso
que solo dice estupideces, un peligroso tarado que si sale elegido como
presidente USA, Dios nos salve, puede llegar a pasar lo peor. Ojalá, dicen los
medios sin decirlo, salga elegida Hillary Clinton, todos nos sentiremos mucho
más a salvo en este mundo de locos y asesinos, respiraremos aliviados y hasta
lo celebraremos en el ámbito familiar. Alguno incluso llegue a descorchar una
botella de champán. A los seres humanos se les da muy bien descorchar botellas
de champán. Una explosión modesta y burbujas revoltosas. Una fiesta. Como el
galardón de los OSCAR.
Ahí, en la ceremonia de los Oscar fue donde me
encontré con mi admirado Clint Eastwood en 2004, cuando ganó una de sus 5
estatuillas. Un crack el Clint, qué tío. Le gustó mucho mi nave
interplanetaria. Ya le dije que se la dejaría con gusto si se decide a hacer
una película de ciencia ficción.
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Hoy me he enterado de que Clint Eastwood apoya a
Donald Trump. Asegura que Trump dice lo que piensa, que si sale elegido por lo
menos sabes lo que hará, no como los demás candidatos, que le hacen la pelota
al electorado para ganarse su confianza y sus votos pero sin ninguna intención
de cumplir sus promesas.
Yo no conozco muy bien la política interna de los
Estados Unidos, pero el hecho de que un ser humano que ha dirigido y producido
películas como “Medianoche en el jardín del bien y del mal” y “Gran Torino”
apoye a Donald Trump, hace que mis circuitos bombeen corriente catódica.
Bipbipbiiiiiiiiip
La interna no la conozco muy bien, pero en lo que se
refiere a la política externa sí sé que el presidente electo, sea el que sea, seguirá bombardeando Siria, destripando África
y extorsionando a Sudamérica. Provocará e iniciará nuevas guerras y forzará al
máximo la implantación del TTIP (Área de Libre Comercio Transatlántico).
La operación de marketing de la corporación sigue
una línea ascendente. Primero nombran presidente USA y premio Nobel de la paz a
un negro joven, con cara de buena
persona y talante conciliador, de forma que la población mundial lo admire y lo
ame. Y todos sabemos, o deberíamos saber, que cuando amas al que te está
jodiendo, estás perdido.
Luego tumban al papa Ratzinger y sale a escena
Francisco, que parece el portavoz de una asociación de vecinos y al que todo el
mundo celebra y aplaude.
Ahora que Obama se tiene que ir, los guionistas de
la Corporación dan una nueva vuelta de tuerca al truco mediático, el más
difícil todavía de la mercadotecnia global: hacer que una candidata sin ningún
tipo de carisma, por lo menos en Europa, sea deseada como presidenta por todos
y cada uno de los europeos. Magia orbital.
Desde el punto de vista de la nebulosa XR-54, en los
Estados Unidos hay gran cantidad de maravillosos seres humanos, a pesar de ser
una tierra dominada por un sistema de fantasía capitalista, consumista y
racista.
A nosotros, los androides, solo nos cabe esperar que
siga siendo lo que es, un país lleno de mierda. Y la mierda necesita más mierda
para funcionar, así que lo mejor es colocar un pedazo de mierda en la Casa
Blanca.
Eso está hecho. Descorchemos el champán.