La semana pasada orbité sobre el planetoide Clowning, un enclave surrealista lleno de estructuras con forma de secadores de pelo gigantes y cúpulas pintadas como cabezas humanas con moños imposibles. Mientras esperaba la recarga de oxígeno en el módulo 46, entré en una de sus bibliotecas automatizadas, regentada por un androide retirado llamado Itcharo. Entre manuales de estética capilar y tratados de clonación dérmica, encontré un volumen encajado al revés en una estantería. Lo abrí sin expectativas, pero me atrapó de inmediato. Mezclaba teoría sociológica, anécdotas interdimensionales y consejos de etiqueta para seres con tentáculos, antenas o pliegues temporales. En verdad certero e interesante. Lo terminé flotando en la órbita de salida. Os lo recomiendo, androides. No todo está perdido en los márgenes.