viernes, 31 de marzo de 2017

EL DIOS STANDARD

Fue por casualidad. Yo no quería llegar a Stålenhag, yo no quería verlo, tener la certeza de que existía. Pero lo vi. Y desde entonces todo ha cambiado en mis circuitos. La información tarda en llegar, en atravesar las bioneuronas. Los iones éticos se revuelven sin cesar, expulsan un vapor nauseabundo que impide que me concentre, que piense, que pueda realizar la más sencilla actividad con un mínimo de precisión y alegría.

Sí, fue por casualidad. Mi nave interplanetaria recorría Alfa Centauro en busca del mítico ALF (Askatasuna Libertaris Felizidanka) cuando un fuerte ruido en los reactores laterales me alertó e hizo que disminuyera la velocidad. Pronto pude ver que algo fallaba y que no podría repararlo sobre la marcha, con lo cual consulté las cartas planetarias en busca de algún oasis ingrávido que me permitiera tomar tierra. Fue entonces cuando leí en la carta “Stålenhag”. Nunca antes había oído hablar de ese planetoide, pero el ruido del reactor no me dejó pensar ni investigar sobre mi nuevo destino. Marqué las coordenadas en el cuadrante sideral y accioné la navegación de emergencia. Una lenta y suave cadencia de vuelo, solo interrumpida por los roncos estallidos del reactor averiado, me acompañó en el descenso.

Ilustración: Simon Stålenhag
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Mi vieja nave interplanetaria Thompson Jet tomó tierra suavemente, sin ningún incidente pese a la avería que me lastraba. Al salir de la cabina, justo frente a mis circuitos oculares vi un ser de metal enorme, colosal. Se trataba de un Dios Standard de metal forjado. Un Dios que recorría lo que parecía una carretera secundaria del planeta Stålenhag. Miles de seres humanos, conectados con el Dios mediante cables y tubos de acero, le seguían en silencio, bajo la lluvia. Todos y cada uno de los seres humanos estaban iluminados por una llama, que surgía de sus cabezas como si fuesen santos recibiendo la revelación o mineros abisales en busca de la verdad suprema. El enorme Dios Standard tenía la cara triste, muy triste, tal vez por la falta de independencia y autoestima que demostraban sus seguidores. O por lo menos eso es lo que me pareció. Él no decía nada, no les decía a sus feligreses lo que estaba bien o lo que estaba mal… se limitaba, como todo buen Dios que se precie, a permanecer en silencio, observando, estudiando, aprendiendo para mejorar eventualmente su aportación a un Universo mejor.

Ilustración: Simon Stålenhag
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Pero los seres humanos seguían sin soltarlo, le pedían instrucciones, normas, reglas, modos de uso, recetas, adiestramiento, orientaciones, pensamientos, orden, análisis, imaginación, preceptos, celebraciones y catástrofes… pero no demasiado ruidosas, para andar por casa, que no descoloquen los cuadros del recibidor o puedan manchar el mantel del comedor.

Seguía lloviendo. A los pies de mi nave interplanetaria empezaba a formarse un extenso charco, irisado por el combustible que goteaba del acumulador.

Las lágrimas, que brotaban tibias e incesantes del Dios Standard, se fundían con la lluvia. Era así como conseguía disimular su decepción y su dolor por la Humanidad. Lluvia, lluvia en la cara.

Porque los seres humanos no se mojan. Algunos incluso llevan artefactos paraguas. Otros se hacen con una barca para poder navegar por el llanto, tanto propio como ajeno. Navegantes de lo absurdo, del espejismo sideral.

De pronto, en medio del diluvio escuché una canción. Una canción que escribí hace muchos años en el lugar en el que nací… donde llueve siempre. Y siempre, allí, es siempre.


Quinientos doce días lloviendo sin parar,
Paseando entre las gotas
Empapándome los pies.
Esperando la inundación que me prometiste el otro día.


Los paraguas se despliegan,
Cabezas bien cubiertas.
Casi me sacan un ojo,
Me queda otro para ver vomitar
A un viejo tuerto y sordo
Que se parece a mí cantidad.

Quinientos doce días lloviendo sin parar
Y así va
Así va



Tras la canción, el Dios Standard de metal miró en mi dirección y suspiró. Creo que también me sacó la lengua.


Lo que más me gusta de la lluvia es el Sol que le sigue. Porque el Sol es nuestro. Y cuando digo nuestro quiero decir de todos.





viernes, 24 de marzo de 2017

Visión tangencial

Nos ha llegado una foto de Nitrofoska a través del meteorito XR. 
Esta foto al parecer ha pasado por los filtros de la nebulosa KRISPO.
La única habitante de KRISPO, la androide Olano, posee una visión tangencial y profunda.
Ahora tenemos la certeza. Sus circuitos oculares no son de este mundo.
Bipbipbip biiiiiiiiiip

El androide Max Nitrofoska.
Foto: Sandra Santos 
Realidad Visual: Kristina Olano KRISPO
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jueves, 9 de marzo de 2017

Fotos de Nitrofoska en la nebulosa Extitxu 28F

Nos han llegado al asteroide, fotos de la reciente actuación de Max Nitrofoska en la la nebulosa Extitxu, el pasado 28 de febrero.

Todas las fotos son obra de los replicantes Sandra Santos y Tori Pablo Pascual.

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domingo, 5 de marzo de 2017

Campaña electoral androide II

LA POLICÍA

—¡Explíquese agente Ramírez!
—Un grupo de seres… no sé cómo explicarlo comandante, seres androides, replicantes, no estoy seguro… no eran humanos… han irrumpido en el puesto de control de publicidad urbana y han colocado anuncios subversivos.
—¡¿Androides?! ¿¡Cómo que androides!? ¿Pero me está usted tomando el pelo Ramírez? A partir de hoy lo de desayunar Solysombra se ha acabado Ramírez.
—Pero si solo he desayunado un bollo y sulfato de café, comandante. Pregúntele a McCoy, que lleva de guardia toda la noche.
—Está bien Ramírez, luego hablaremos usted y yo. Pero… ¡quiten esta publicidad!, ¡¡quítenla de una vez!!
—No podemos comandante, los androides han bloqueado el servidor, que está lanzando su publicidad electoral no sólo en el país, sino en el planeta entero.
—¡¡Hostia!!
—Comandante, comandante,  han aparecido pintadas de este grupo Nitrofoska en las calles de varias ciudades. ¿Qué hacemos comandante, qué hacemos?
—¿Cómo que qué hacen Velásquez? ¡¡DeténganloooOOOOOSS!!


Imagen Kristina Olano KRISPO
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Imagen Kristina Olano KRISPO


A través de los electrosensores que habitan la nebulosa XR-54 hemos conseguido interceptar y grabar algunas conversaciones humanoides.

Enhorabuena a nuestro organismo biónico Olano por su gran trabajo de sabotaje y difusión de la doctrina replicante… del programa político universal androide: HAZ ALGO.

Las conversaciones humanoides: LA POLICÍA. DOS VECINAS. EL ABUELO y sus nietos. LUISILLO, el ser humano que tuvo que limpiar las vallas pintadas por los androides. 

Puedes leerlas todas aquí, en este artículo.


Imagen Kristina Olano KRISPO


DOS VECINAS

—Buenos días vecina, ¿en su plasma también han salido unos andruidas, unos nitrato de foca que piden que les votemos en las elecciones?
—Sí, dicen que hay que hacer algo… yo ya estoy haciendo la comida, no vaya a ser que se presenten todos en casa para comer… y a ver qué les pongo yo como salgan unos cuantos bicharracos, extraterrestres o lo que sean de esa nave especial.
—Lo que sean vecina, pero seguro que a un buen plato de cocido no le van a decir que no.
—Eso tenlo por seguro Maruchi.


                                          Imagen Kristina Olano KRISPO
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EL ABUELO

—¡No inventes abuelo!
—Es cierto pequeños, tan cierto como que nuestros dos soles amanecen cada día.
—¿Quieres decir que en tus tiempos, abuelo, los seres humanos eran los que dirigían el mundo?
—Sí Cronos, así era.
—¡Anda ya abuelo!
—Sí, niños, sí, fueron tiempos muy duros para la Humanidad. Tiempos de oscuridad y barbarie.
—¿Y por qué no ponían máquinas especializadas para eso, como ahora?
—Porque no se daban cuenta del daño que estaban haciendo. Y porque no se les ocurrió lo de las máquinas.
—Buuufff qué garrulos eran los humanos de la prehistoria, abuelito.
—Sí, un poco sí Alix, hasta que llegó la revuelta androide con Nitrofoska, aquello era el CHC, el Caos Humano Continuo, pequeña.
—Jajajajjajajaa qué gracioso eres abuelo, qué cosas se te ocurren. ¡Vámonos a la estratosfera Cronos!
—¡Síiiii, vamos!
—Abrigaos niños, y cubríos bien, que hoy las nubes llevan mucho nitrozono.


Imagen Kristina Olano KRISPO



LUISILLO

Luisillo se levantó sobresaltado. El teléfono sonaba insistente, una y otra vez RIIIIIIIIIN RIIIIIIINGG, RIIIIIIIIIIIIIIIIIIING
—¿Dígame?

—Luisillo, coge tus cosas, arranca la furgonave y vete volando a los polígonos del Este, unos gamberros han pintarrajeado TODOS los muros que encalaste ayer.

—Buenos días jefe, ¿cómo dice?

—¿No me has oído o qué? ¡Que salgas volando hacia el Este! …de camino te doy los detalles por el tubo de red.

Más tarde, ya en la furgonave, sin haber tenido tiempo de tomar ni un triste sulfato de café, ni un plátano transgénico, ni siquiera un vaso de agua, Luisillo supo que un grupo de seres mecánicos… algo así como robots, habían arruinado su duro trabajo del día anterior. Cuatro muros encalados y pintados de arriba abajo… con el calor que había hecho buuufff, no lo podía creer.
Luisillo estaba rabioso e indignado. Cuando vio el estado en que habían quedado “sus” muros insultó mentalmente a los gamberros, a los robots, a los droides y en realidad a todo bicho viviente. También a su jefe. Su ira era planetaria.
No obstante, cuenta la leyenda que poco después, en las elecciones de la Galaxia, Luisillo votó Nitrofoska, votó al partido de los ciborgs y androides. Desconocemos el motivo, pero así fue. Tal era el poder de convicción de aquellas extrañas criaturas cósmicas, medio mecánicas y medio humanas.

RIIIIIIIIIN RIIIIIIINGG, RIIIIIIIIIIIIIIIIIIING. El teléfono sonaba insistente aquella madrugada de invierno en el asteroide. Luisillo descolgó el fonotubo y sin dar tiempo de pronunciar palabra a su interlocutor, dijo:
—Vote Nitrofoska jefe, vote Nitrofoska y deje de dar por el culo.


Imagen Kristina Olano KRISPO



TROIKA

En la escuela de la nebulosa XR-54.

—Hola niños, bienvenidos al primer día de escuela. 
¿Qué sabéis sobre la Troika?

¿Qué seres humanos componen la Troika?

¿Quién ha elegido a la Troika?

¿A qué mecanismos democráticos responde su funcionamiento?

Los niños, a coro (escuchar el documento sonoro aquí debajo):



viernes, 3 de marzo de 2017

El emisario de la camiseta y la taza cósmicas

Esta noche un emisario ha llegado a la nebulosa XR tras cruzar la galaxia. Su misión era hacerme llegar la taza Índice de Amor del replicante Jesús de la Vega y la camiseta cósmica del ciborg Intxo Extitxu. Brindemos por ello, amados seres humanos. Brindemos por ello sin olvidar nuestra razón de ser, que se resume en 2 palabras: HAZ ALGO.

Cruza la galaxia, o cruza la habitación para ir al baño. O crúzate la cara.

El androide Nitrofoska en su nebulosa 
con la taza y la camiseta cósmicas.
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