En 1999, cuando trabajaba de fotógrafo para algunas revistas
del corazón, viajé por primera vez a Valencia en compañía de Vinicius, el
entonces chófer dominicano de Rociíto Carrasco para participar en el programa Tómbola de
Canal Nou. Fue una visita magnífica, me encantó la ciudad y su gente, y lo
pasamos muy bien en ese programa delirante y surreal que además nos pagó una
pasta considerable para la economía humanoide.
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Ya entonces todo el mundo conocía y hablaba de las fiestas y
orgías que organizaba Eduardo Zaplana, de todo el dinero con que arramplaba a
la luz del día. La gente, los que trabajaban en el hotel y en la tele, los
taxistas y mis amigos, todos conocían las prácticas caciquiles de Zaplana,
incluso sabían dónde tenían lugar aquellas orgías de sexo y droga.
Ahora bien… tampoco parecía importar mucho, porque otra cosa
que me llamó la atención es que todo el mundo decía que en Valencia no había
paro, no existía. Y debía ser verdad… hasta que al parecer, ya, robaron
demasiado.
Y esto viene a cuento de que ahora los periódicos nacionales
titulan sus artículos sobre Zaplana en estos y similares términos:
"Eduardo Zaplana, un personaje escurridizo en el cieno de la
corrupción"
¿Escurridizo? ¿ESCURRIDIZO? Vamos ya, señorías humanoides,
vamos yaaaaaaaaaa
… que hasta que el cieno no les ha llegado a ustedes hasta
la boca y están ya masticando pura mierda, no han hecho ni P… caso! ¡BASTA YA
DE HUMANOS INEPTOS!
¡¡VOTA NITROFOSKA!! Androides con fundamento.
¡¡¡ GOBIERNO ANDROIDE YA !!!