Como muchos de ustedes ya saben, hace 5 años que llevo fotografiando pintadas, palabras, ocurrencias que las personas escriben en las calles.
Estoy dando forma a un proyecto que se titula Ciudad Humanoide, y que se englobará en una exposición denominada Hábitat y habitantes.
No
obstante, en este tiempo también me he encontrado con multitud de
fotos de las que desconozco la autoría. No formarán parte de la muestra,
pero se las traigo a ustedes a través de esta fuerza universal que
nos eleva sobre el suelo o tal vez nos hunda, allí donde yo mismo
las encontré, en el internet galáctico e infinito. Que ustedes las
disfruten.
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Esta serie, Ciudad Humanoide, trata de fotografías que muestran lo que nos cuentan las paredes de nuestras calles, de nuestras ciudades, las calles y ciudades por las que paseamos y corremos y respiramos o nos ahogamos, siempre en busca de algo, de mucho, de casi nada.
Las paredes hablan. Ustedes me dirán que en realidad son las personas las que hablan, las que pintan y dibujan y escriben en ellas lo que les sucede en ese momento, el grito rabioso o desesperado, el comentario jocoso o irónico. Y no puedo más que daros la razón, son las personas que nos rodean las que hacen esto y aquello. Dejan marcas, las personas.
Antes, cuando alguien tenía algo que decir, cuando se encontraba habitado por un pensamiento urgente que pugnaba por manifestarse con fuerza y ahínco, esta persona saltaba a la calle, se plantaba ante sus amigues o ante perfectos desconocidos y les decía, les gritaba, les bramaba su ocurrencia, su misterio, su preocupación y su furia. Ahora, sin embargo, nos expresamos a través de las redes sociales, con idéntica vehemencia, eso sí.
Pero lo que más me ha llamado la atención a lo largo de los tres años que llevo haciendo estas fotos es la gran cantidad de pintadas, de frases, de ocurrencias que los seres humanos siguen escribiendo en las paredes de las calles de sus ciudades. Al parecer, las redes sociales no son suficientes.
Y eso es lo que les traigo desde mi nebulosa, las fotografías de las pintadas que me he encontrado en el camino. No todas las publico, porque algunas son de un pésimo gusto, y podrían lastimar la exquisita sensibilidad que habita en algunos de ustedes. Es broma, ya sé que son ustedes duros como el pedernal y sus corazones han sido forjados en las más tenebrosas tinieblas, no hay más que verles. Cuídense. Y miren a su alrededor. Las paredes hablan.
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