Texto e imagen: Nitrofoska
Click para ampliar
Click para ampliar
Fragmento 4:
Se había acostumbrado al rincón. Sin apenas elegirlo. Era el único lugar que no le exigía nada. Allí el silencio tenía forma, el frío era ligero. Y el mundo apenas un eco algo gastado. Dormía a ratos. No soñaba. Cuando abría los ojos, lo único que cambiaba era la luz en la pared, reptando, sinuosa. A veces se preguntaba si eso era todo: un cuerpo recogido, una idea fija, una cama. Pero enseguida lo dejaba pasar. La esperanza, aprendió, era otra forma de violencia. Y ella ya no estaba hecha para soportar más.
©Nitrofoska