Empieza el verano.
Me siento contento,
me siento distinto,
feliz de vivir,
de respirar,
de existir.
Tengo sueño, eso sí.
No descanso,
todo el día en la calle,
respirando el calor,
olisqueando a la gente,
escuchando la radio hasta la madrugada
y temprano por la mañana
tomarme un café con churros
en el bar de la esquina,
una terraza maltrecha que sobrevive
con sus sillas de metal
al gentío que la circunda.
Es temprano y no hay mucha gente,
disfrutas de tu café
y tus churros
y te das una vuelta por la floristería.
Mira, ahí está la florista,
qué bonita es,
qué hermosa sonrisa,
y esas caderas profundas
que al pasar te hacen una seña,
bueno,
o tal vez no te hagan ninguna seña
y eres tú el que posa tus ojos ahí encima,
en esa ola infinita de carne tierna y apetitosa
de florista en celo,
una flor del paraíso renacida para hipnotizarte
y volverte no sé si loco,
pero sí un poco tarumba
con esas caderas rotundas
y esa sonrisa que te desarma,
y cuando sin mirarte aún
te saluda, te da los buenos días
no sabes si es de día o es de noche,
se te apagan las luces
y te amarras como puedes
a los asideros que tienes delante,
te amarras a sus caderas y le preguntas por su gato,
o le preguntas la hora
cuando sabes perfectamente que son las ocho y media,
pero le preguntas eso o algo
y ella se ríe un poco y sigue a lo suyo,
sacando flores
y acomodándolas en unos bonitos jarrones
que luego coloca con mimo
en la acera frente a su tienda.
Es verano, el sol,
y tú lo que quieres es seguir ahí,
en la floristería,
junto a la florista,
y preguntarle por su madre,
por su perro,
o era un gato,
por su salud menstrual
y sus gustos musicales,
¿te gustan los churros?,
me han quedado un par del desayuno,
toma,
están muy ricos,
gracias,
qué bonitas esas gardenias,
quién cantaba esa canción,
qué canción,
la canción de dos gardenias para ti,
Antonio Machín,
¿te tomas algo cuando termines?,
¿un vermú o una cerveza o un bitter sin alcohol?,
ahí a la vuelta hay un barcito nuevo que han abierto
que ponen unas tapas de berenjena espectaculares,
es que hoy tengo mucho lío,
eey, que esas tapas son de berenjena,
¡de berenjena!,
y están es pec ta cu la res,
venga a las dos te paso a buscar,
está bien,
está bien, ha dicho está bien.
¡Ha dicho está bien!
Qué maravilla.
Qué bonitos sus ojos.
Cómo molan las berenjenas.
Todo un verano por delante.
© Max Nitrofoska