Son
paisajes,
lo sabes, paisajes que te llaman, te buscan,
te
rodean.
Son
canciones,
lo sabes, canciones que hablan de pájaros y calor,
de recuerdos lejanos.
Son
sonrisas,
lo sabes, sonrisas de aquellos juegos prohibidos,
tardíos,
que erizan tu piel, encienden tu retina.
Son
besos,
lo sabes, besos húmedos
y besos amistosos
y
besos que se prometen pero no se dan
y besos con veneno en la
saliva. También ahí.
Son
calles,
lo sabes, calles interminables y callejones sin
salida,
son calles amorfas que se superponen en tu memoria.
Ciudad imperial e infinita que recorres a ciegas.
Son
lamentos,
lo sabes,
lamentos que a veces parecen un gato
de compañía, no más.
Pero sí son más.
Te angustia ese
llanto.
Te relames de dolor y compasión. Y duele.
Es
felicidad,
lo sabes, felicidad de no desear nada.
Ni
siquiera la sonrisa de una araña.
Y esa es tu dicha. Y la mía.
Es
deseo,
lo sabes, deseo de partir, desaparecer y no,
quedarte
aquí y ver amanecer de nuevo.
Descorcha esta botella.
Es
una vez y tal vez
alguna más, después de todo.
Lo sabes, o lo sabías.
Qué
bueno que te quedes.
© Max Nitrofoska