Aqvo se revela con la sobriedad de un abismo sin fin, un lugar donde los sueños y la materia se confunden. En los inicios, la profundidad fue la única verdad, un vacío que me envolvía con la certeza de la oscuridad primigenia.
Entidades difusas poblaron este espacio, seres nacidos de la intersección entre la realidad y el sueño. No distingo si son fantasmas de mi propia psique o surgieron de estas profundidades, su origen es tan elusivo como su naturaleza. Aun así, la densidad de este lugar me mantiene cautivo, su atmósfera cargada de partículas que dan forma a mis pensamientos más ocultos, adheridas a cada fibra de mi voluntad.
Con el tiempo, la superficie se hizo palpable. Mis botas tocaron el suelo de Aqvo, y a través de ese contacto el acto de caminar adquirió un nuevo significado. Reflexiones sobre cómo llegué a este punto emergen con claridad mecánica: un movimiento continuo, una deriva en el espacio que me trajo aquí, a este límite entre dos mundos.
La imagen de un mar confinado, un pantano cuyos sueños parecen batallar contra la presión de lo invisible se dibujó ante mis ojos. Una bañera de civilización y caos, un microcosmos al alcance de mis dedos, todo bajo la influencia de mi propia gravedad.
En la frontera de luz y sombra, junto a una marisma indistinguible, la contemplación de su superficie se convierte en un acto de descubrimiento. Al enfrentarme a este paisaje, el lugar de mi reconstrucción, era suficiente con buscar más allá de la capa visible para que la ilusión se hiciese presente y el misterio ofreciera un atisbo de comprensión. Comprendí que el acto de observar, de intentar penetrar con la mirada la película superficial del agua, era un preludio a la revelación. Era en el intento donde se encontraba la verdad, en la pausa antes de la comprensión, donde el mundo líquido de Aqvo me invitaba a sumergirme.
En este enclave donde la lógica se diluye en el entorno líquido, he hallado mi lugar. Aqvo me recibe no como un refugio, sino como un campo de estudio perpetuo. Aquí, donde el tiempo parece suspenderse, continúo mi existencia, acogiendo a aquellos que, en la búsqueda de respuestas, se atreven a desafiar la quietud de la superficie. Bienvenidos.
Texto e imágenes: © Nitrofoska
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