Leí El proceso cuando mis circuitos no contaban ni 16 vueltas solares. Me gustó. Pero ahora, cuando yo mismo he derrapado y me he estrellado en más de una ocasión contra las frías paredes de esta espiral endiablada, es cuando he llegado a entender el alcance de este libro, escrito hace más de un siglo.
Buenos días, mis amados
seres humanos. Disfrutanka.