sábado, 5 de mayo de 2018

EL ATRACO


La historia que os voy a contar,
amados seres humanos,
sucedió aquí,
en esta zona,
en el sistema solar.
Habla de una pareja humanoide y de su amor.

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Ella estaba en Marte cogiendo margaritas,
él conducía un interplanetario.
Ella se puso a hacer dedo en Facebook
a quince años luz de aquí.

La pista derecha estaba abarrotada
y él tuvo que frenar en seco.
Se dio un golpe en la frente,
las correas de seguridad nunca fueron su fuerte.

Encendió el panel de comunicación
y la música planetaria le relajó lo justo,
un cazador de recompensas
tiene que estar siempre alerta.

Ella le preguntó su nombre en la pantalla del chat,
él conectó el tubo de red
y se lo dijo.
Luego arrancó el motor
y fue a buscarla en un destello.

Ella abrió la puerta de la nave,
subió dándole un beso y dijo:
“Acelera y deja atrás todo esto,
quiero ver amanecer en el Planeta Sueño”.

Bebieron juntos un trago de licor azul
y flotaron la órbita.
Masticaré tus dedos, voy a alimentarme.
Sus cuerpos se exprimieron
y el deseo tomó vida en el vientre de ella.

Pararon a echar combustible nitrógeno.
Él sacó las armas del maletero
y las cargó con láser de fuego.
Puso un arma en la mano de ella
y empujó a fondo el acelerador.

Él dijo: “Bicho, necesitamos dinero para seguir con todo esto”.
Ella dijo: “Me lees el pensamiento, cariño”,
y dejó caer las margaritas a su lado.

El Banco de la Corporación de Saturno estaba lleno de seres vivos.
Ellos dos entraron a cara descubierta y dijeron:
“Esto es un atraco”.
Los dispositivos de alarma de dispararon,
los gritos de pánico inundaron la sala de mármol.
Ella apuntó al androide que custodiaba la caja y dijo:
“Date prisa o acabo contigo, nos esperan en el Planeta Sueño;
por cierto, estoy embarazada.”
Él disparó al aire,
el estruendo y el pánico se multiplicaron con el eco.
Dijo: “Haz lo que te ha dicho
o seré yo mismo quien te agujeree el pecho”.

Las sirenas de la Policía tronaban enloquecedoras a la puerta del banco.
El dinero ya estaba en sus manos,
mucho dinero
hasta para el Planeta Sueño.
Más allá de la puerta vieron su nave,
al fondo,
tras las luces de las sirenas.
Vieron también las armas que los apuntaban.
Se miraron a los ojos y se besaron.
Empuñando el láser dijeron:
“Vamos”.
Se escucharon sus pasos correr sobre el asfalto,
sonaron disparos cruzados,
volando sobre las sirenas.

Alguien escribió en Facebook
que no salieron vivos.
Otros aseguran haberlos visto pasear de la mano con un niño
por la alameda del Planeta Sueño.

Fue un bonito día,
es todo lo que recuerdo.


© Nitrofoska

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