domingo, 14 de agosto de 2022
ALIEN
viernes, 12 de agosto de 2022
jueves, 11 de agosto de 2022
RUIDO
El ruido en el hangar de ensamblaje era insoportable, es cierto. Tal vez por eso, por ese ruido infernal me acordé de aquel viaje al Universo Tap-on.
Yo llegué por casualidad. Necesitaba con urgencia repuestos para reparar mi vieja Thompson Pilgrim. El Universo Tap-on orbitaba cerca y me pareció un buen lugar donde hacerme con ellos.
Sus habitantes resultaron ser del género humanoide, muy similares a los de la Tierra. Eran amables, simpáticos y estaban bien provistos. En pocas horas ya tuve entre mis manos los repuestos que me permitirían poner en marcha mi nave.
Pagué mi adquisición con varias bolsitas de Luz Persa y me senté en un puesto de comida del mercado Central. El sándwich de jamón y queso estaba delicioso. Me recordó a la órbita Madrid. Frente a mí vi a una mujer con unos extraños pendientes colgando de sus orejas. Se trataba de pequeños tapones que ella introducía alternativamente en sus oídos, tal vez agobiada, aturdida por el ensordecedor ambiente del mercado Central.
Pero luego me di cuenta de que todos los seres de este universo, todos los tap-onianos llevaban unos pequeños artefactos como estos en sus orejas. Hasta ese momento no me había dado cuenta, absorto en mi búsqueda. Tal vez se trate de una especie cualitativamente mejorada de la especie humana, pensé. Oídos sordos. Silencio. Calma. Sosiego. Qué maravilla.
Pagué
la cuenta con un destello de Luz Persa y me dirigí hacia mi nave. Me
hice la firme promesa de regresar al Universo Tap-on en breve. Con
unos tapones en condiciones colgando de las orejas, eso sí. Hay que
ver qué sociedad tan avanzada.
martes, 9 de agosto de 2022
NOCHES DE VERANO
domingo, 7 de agosto de 2022
viernes, 5 de agosto de 2022
jueves, 4 de agosto de 2022
UNA SALIDA
Veo una salida, al fondo.
O tal vez sea por ahí por donde entré.
Vete a saber.
Huele mal.
La salida está pintada de rojo.
Un rojo intenso que señala peligro,
que me amenaza,
que me hace dubitar,
temblar,
gelatina entre los huesos.
La salida está rodeada
de señales luminosas,
también,
aunque tal vez se trate de mi propio miedo,
de esas estrellas,
esa cortina de niebla
que se forma ante la mirada
cuando desconoces el camino,
cuando tengo que decidir qué camino tomar y no lo sé.
No parece tarea fácil.
Tú dices,
tú crees,
afirmas que es la salida.
Pero bien podría tratarse
de la puerta por la que entraste a todo esto.
Podría ser,
no digas que no.
Tal vez no exista más que una sola puerta,
de entrada,
de salida,
de vida.
Un sola puerta para todo,
incluso para ir al baño,
la misma puerta que para casarse
o para iniciar un retiro espiritual
o para acceder al vuelo rumbo a Venecia o a Saigón.
Siempre la misma puerta.
Ni una sola señal que te dé una pista
de lo que te espera al otro lado.
Si es que hay algo al otro lado.
La salida está pintada de rojo y tú vas desnudo,
me parece,
tirando las prendas que te visten
a los lados del sendero.
Hay días en que te veo caminar a gatas, confundido.
Otros te muestras erguido, como un faro,
dispuesto a derrochar luz,
a iluminarlo todo con tu aura iridiscente,
con tu mirada que abarca un mundo y sin embargo
se detiene ante esa puerta de salida.
O de entrada.
Ante esa puerta.
Como si en la vida solo hubiera puertas.
Como si en la vida,
en tu vida,
solo se pudiera entrar o salir.
Como si en tu vida no pudiera haber una ventana,
una hilera de ventanas que abres y se airean las habitaciones
y las largas tardes.
Como si en tu vida no pudiera haber
un hermoso sendero bordeado de lirios
y amapolas,
flores embriagadoras que te adormecen
y te cautivan
y te hacen quedarte un ratito más en el campo.
Y llegar tarde a casa.
Y comer a la carrera un bocadillo
porque has quedado con un amigo
o una amiga para tomar un café.
Humeante, el café.
Preciosos, tus amigos.
Preciosas, tus amigas.
Y te encaramas en un montoncito de felicidad
y dices unas cuantas estupideces,
gracietas que hacen sonreír a tu interlocutor
y a ti mismo.
Pasan cosas, en los pasillos.
Pasan cosas en los senderos que llevan a ninguna parte.
Veo una salida, al fondo.
O tal vez sea por ahí por donde entré,
vete a saber.
Huele mal.
Pasan cosas, en los pasillos.
Pasan cosas en los senderos que llevan a ninguna parte.
Pasan cosas
en los senderos
que llevan
a ninguna parte.
Huele mal.
A veces huele mal.
Otras huele a flores y esperanza.
© Max Nitrofoska
lunes, 1 de agosto de 2022
12 AÑOS DE ELECCIONES
Hola, mis amados seres humanos. En el verano de hace 12 años me encontraba inmerso en la larga campaña electoral que me llevó a presentarme a la alcaldía de Madrid en 2011.
Hoy les traigo algunas de las fotos de aquellos apasionantes días de música, sudor y proclamas electorales, todas ellas falsas y despreciables, como no podía ser de otra manera.
A
disfrutar del verano.
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El álbum completo en este ENLACE