Texto e imagen: Nitrofoska
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Fragmento 3:
La esfera cruzó el raíl con una precisión absurda, como si llevara siglos esperando ese instante. Detrás, un estallido de chispas trazó un mapa de trayectorias imposibles. El impacto no fue físico, sino visual: choque de velocidades contra el silencio. Nadie supo si era un proyectil o un planeta reducido a su mínima escala. Lo cierto es que en su fulgor metálico se reflejaba todo: la ansiedad de la carrera, la imposibilidad de detenerse, el vértigo de no tener más camino que adelante. La materia hablaba en destellos: cada chispa era un recordatorio de que el movimiento nunca regresa, queda tatuado en la piel como una quemadura leve.
©Nitrofoska