viernes, 28 de febrero de 2025

CARNAVAL

Foto: Harry Gruyaert
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miércoles, 26 de febrero de 2025

UN MURO DE INCIENSO

Texto e imagen: Nitrofoska
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Somos categorías separadas por un muro de incienso.
Deambulamos juntos, de la mano,
a través de ese laberinto que creaste
cuando te entró ardor de estómago
por comer carne humana.

Yo procuraba caminar sorteando los obstáculos,
sin despertarte,
sin molestarte,
respirando apenas mientras tú dormías a pierna suelta,
condescendencia sublime
con la servidumbre que sestea
a tu vera.

El laberinto era una cosa seria.
Tuve que emplearme a fondo para derribarlo,
porque como no pude entrar ni salir de él,
de ti,
hube de aplicarme en tumbar muros,
quemar setos,
trepar, también,
y deslizarme por los agujeros
que horadaban
las paredes agrietadas
y llenas de orina.

Tú mirabas desde lo alto de la torre,
cada mañana,
al amanecer.
Nunca veías más allá de la bruma
y del sol
y de las nubes
y de los pajarillos que revoloteaban
de un lado a otro
ante tu mirada impasible.

Tú no veías que en las calles,
bueno calles,
raíles roñosos y quebrados
que habías concebido para impedir que alguien,
sea quien fuere,
pudiera acercarse a ti con el rostro descubierto,
no veías que en las calles se agolpaban personas
caminando en todos los sentidos,
confusas,
abrumadas,
esperanzadas.

Había quien cargaba una mochila con provisiones
a sabiendas de la dificultad de la empresa
que le llevaba hipnotizado,
en volandas.
Otros iban con un ramo de flores reseco entre las manos,
arrastrando sus pies,
la mirada perdida.
Otros hablaban solos,
alucinados y desnutridos.
Y luego estaba yo.
Que tenía una silla de esas de camping.
Y un perrito caniche.
Y un sándwich de jamón y queso, también,
por lo que pueda pasar.

Un día desenfundé los catalejos,
unos prismáticos que me encontré
en un recodo del laberinto
y los enfoqué hacia tu torre.
Se te veía bien,
ahí arriba.
Yo no quería verte en ninguna otra parte,
dicho sea de paso,
no quería contemplarte en el fango,
ni escurrida como una bayeta
en el fregadero de cualquier hotelucho barato.
No, tú ahí estabas,
estás,
muy bien.
Te favorecen las torres de cristal,
o de acero,
o de oro macizo,
en general te sientan bien tus torres,
te hacen ganar altura
y también es verdad
que desde ahí arriba se ve mejor el mundo, la vida,
te escucho decir mientras mojas la tostada de centeno integral
en el té de Ceilán.
Y yo no puedo estar más de acuerdo.
Pero por alguna extraña razón
me sigo aferrando a mis catalejos oxidados
y cargados de dioptrías dudosas.
Perdóname,
pero no sé vivir sin estos catalejos
que distorsionan lo que veo,
distorsionan la aburrida realidad
y a veces tiñen de algún color el gris oficial y autorizado.

No, si yo sé que eres sincera,
que la verdad
y la bondad
y el deseo vital habitan en tu corazón
de sístole tranquila y bienhechora,
de excursiones en las que el sherpa
siempre es familiar tuyo
y tras la travesía te invita a un vino, o a dos,
o a un café con un donut.

Somos pares e impares indescifrables y primos.
Incesto numérico y sonoro.
Sonoro porque lo dijiste en voz alta, aquella vez.
Lo escuchó todo el mundo.
Somos primos.
Somos números primos.
No nos puede dividir nadie,
nadie nos podrá separar.
Se te olvidó añadir: Excepto nosotros mismos.
Y así fue.

Somos curvas tangenciales.
Somos categorías sublimes y deslucidas.
Somos cinco empujones a las puertas de un concierto masivo.
Cinco, pero no seis.
Porque seis no es un número primo
y desentona con lo nuestro.
Con nuestra amistad,
con nuestro amor,
con nuestra farsa.

Habitas tu torre.
Me aferro a mis catalejos.
Bailamos el último vals entre números primos
y espesos muros de incienso.

A lo lejos, se avecina una tormenta.

© Max Nitrofoska

lunes, 24 de febrero de 2025

YA MADURÉ

Viñeta: Absurda Melancolía
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sábado, 22 de febrero de 2025

DOS ANDROIDES

Los androides a veces se juntan. Dos androides. Y lo que allí pasó.

Imagen: Nitrofoska
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Imagen: Nitrofoska
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Imagen: Nitrofoska
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Imagen: Nitrofoska
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Imagen: Nitrofoska
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Imagen: Nitrofoska
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Imagen: Nitrofoska
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Imagen: Nitrofoska
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Imagen: Nitrofoska
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Imagen: Nitrofoska
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Imagen: Nitrofoska
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jueves, 20 de febrero de 2025

ONE MORE TIME

Hola, androides. 

Viñeta: @zezvaz
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miércoles, 19 de febrero de 2025

LA VIDA EN LA LUNA

¿Cómo va la vida en la luna, humanoides?

Cartel: Desconocidx
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lunes, 17 de febrero de 2025

25E: TRAS EL FOTOCAOS, ¡AL FIN LAS FOTOS DE NEGRO&BLANCO!!

Tras el aparatoso accidente de la fotoesclusa, ¡al fin nos llegan las fotos del binomio Negro&Blanco!!! →LITERACCIÓN 25E25 en Tiki-Volcano←

El reportero cósmico Mimisme nos trae una breve crónica del suceso:

El binomio Negro&Blanco emergió de la esclusa, deslizándose en el vacío como un insecto atrapado en ámbar. La nave, suspendida en el abismo, reflejaba la luz muerta de una estrella lejana. Un fallo en el sistema de propulsión la había convertido en un sarcófago errante.

El frío se filtraba por los sellos del traje. Sus dedos, torpes, buscaron la válvula dañada. Cada movimiento era un eco ralentizado, una danza dentro de la nada. Entonces, el radar emitió un pulso seco: un fragmento de meteorito, una esquirla de tiempo viajando a velocidad letal.

Lo percibió antes de comprenderlo. Un golpe seco, una fractura de luz en el vacío. Luego, la rotación. Su cuerpo convertido en un fragmento errante, una partícula más en el abismo. La nave, la esclusa, la certeza de volver… todo se desvanecía en la distancia.

Pero en el parpadeo final, la mano biónica de Negro&Blanco se cerró sobre un cable de posición, un hilo delgado entre la vida y el vacío. Con un último impulso, regresó. Dentro, el obturador de las cámaras latía al ritmo festivo de una habanera. Al fin, tenían sus fotos.

LITERACCIÓN: Proyección del vídeo Los Pájaros
Foto: Negro&Blanco
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LITERACCIÓN: Lucía Flor Laguna
Foto: Negro&Blanco
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LITERACCIÓN: Luis Lamadrid
Foto: Negro&Blanco
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LITERACCIÓN: Max Nitrofoska
Foto: Negro&Blanco
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LITERACCIÓN: El maravilloso Público
Foto: Negro&Blanco
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LITERACCIÓN: Vídeo El Atraco
Foto: Negro&Blanco
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LITERACCIÓN:
El Atraco, con Carolina Yavén y Max Nitrofoska
Foto: Negro&Blanco
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LITERACCIÓN: El Atraco, con
Carolina Yavén y Max Nitrofoska
Foto: Negro&Blanco
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LITERACCIÓN: El Atraco, con
Carolina Yavén y Max Nitrofoska
Foto: Negro&Blanco
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LITERACCIÓN: El Atraco, con
Carolina Yavén y Max Nitrofoska
Foto: Negro&Blanco
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LITERACCIÓN: de iz a dch
Max Nitrofoska y Luis Lamadrid
Foto: Negro&Blanco
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LITERACCIÓN 25E25 al completo
Faltan, como siempre, lxs fotógrafxs
De iz a dch: Federico Duplá, Paco Utray, Carolina Yavén,
Lucía Flor Laguna, Luis Lamadrid y Max Nitrofoska
Foto: Negro&Blanco
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Pronto les traeremos un álbum con todas las fotos y vídeos. 
¡ATENTXS!

sábado, 15 de febrero de 2025

CUERPO - BAILAR - VIDA

Hola, personas. ¿Cómo va el fin de semana?

Foto: Desconocidx
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jueves, 13 de febrero de 2025

EL ANDROIDE Y EL NIÑO

La lluvia golpeaba con un ritmo constante el techo metálico del café. Una luz pálida, apenas suficiente para iluminar los rostros cansados de los clientes, se filtraba entre las gotas que empañaban los ventanales. La puerta se abrió con un leve chirrido, y el murmullo habitual se apagó. Un androide entró, su silueta recortada contra la penumbra exterior. La placa en su torso mostraba el código TPO-9 grabado en un acabado mate. Caminaba con movimientos precisos, casi clínicos, hacia el mostrador.

Texto e imagen: Nitrofoska
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El camarero levantó la mirada y lo observó sin sorpresa, como quien ve pasar la misma sombra todos los días. «Un vaso de aceite lubricante», dijo el androide con voz metálica. El hombre asintió en silencio y desapareció detrás de la barra. Mientras tanto, los clientes regresaban a sus conversaciones, algunos murmurando teorías sobre el propósito del visitante mecánico. Otros ignoraron por completo su presencia, refugiándose en sus propios pensamientos.

TPO-9 esperó, inmóvil, analizando el entorno. Su sensor visual capturaba los detalles con eficacia y precisión: el desgaste del mobiliario, las manchas en las paredes, el cansancio de los rostros humanos. No sintió curiosidad ni emoción alguna, pero archivó la información en sus registros. Cada fragmento era útil, aunque careciera de un valor inmediato.

El camarero regresó con un vaso transparente lleno de un líquido oscuro y denso. Lo colocó frente al androide, que asintió ligeramente antes de sentarse en una mesa vacía junto a la ventana. Allí, sin prisa, levantó el vaso y comenzó a ingerir el aceite. Los sensores internos registraron cada gota como una mejora en sus niveles de rendimiento.

Fuera, la lluvia persistía. En el interior del café, TPO-9 observaba. No buscaba compañía ni comprensión. Su propósito era claro, aunque inaccesible para quienes lo rodeaban.

TPO-9 mantenía su postura rígida mientras continuaba absorbiendo el aceite lubricante. A su alrededor, las conversaciones fluctuaban en intensidad, pequeñas olas de ruido que apenas perturbaban el ambiente. Los humanos parecían inmersos en sus propias realidades, intercambiando palabras cuyo significado, para el androide, no tenía relevancia. Sin embargo, su sistema seguía registrando. Cada palabra, cada tono, cada expresión facial. Eran datos. Y los datos eran necesarios. Para el androide lo eran.

En una mesa cercana, una mujer hablaba con otra en voz baja, pero intensa. Gesticulaba con una mano mientras sostenía una taza de café con la otra. TPO-9 dirigió momentáneamente sus sensores hacia ella. Detectó frustración en su rostro y en el movimiento irregular de sus manos. No entendía el origen de esa emoción, ni le interesaba. Lo que sí le interesaba era el patrón: emociones humanas, caóticas, impredecibles. Procesó la escena y la almacenó junto a miles de otras similares.

En una mesa cercana, un hombre observaba al androide con detenimiento. Tenía una mirada inquisitiva, como si intentara descifrar algo que sabía fuera de su alcance. TPO-9 giró levemente la cabeza hacia él, apenas un movimiento, lo suficiente para establecer un contacto visual breve pero directo. El hombre apartó la mirada, incómodo. Era una reacción común, según los registros del androide. Los humanos solían evitar prolongar la atención hacia lo que no comprendían.

El camarero, ahora limpiando el mostrador con movimientos lentos, parecía indiferente a todo. Había visto androides antes. En este distrito eran frecuentes, empleados en tareas que los humanos evitaban. Pero TPO-9 no encajaba en ese molde. No llevaba los colores corporativos habituales, ni estaba etiquetado con el logotipos de alguna empresa. Era diferente, aunque esta diferencia no era visible para los demás. Solo para él mismo.

TPO-9 terminó el aceite. Dejó el vaso sobre la mesa con un movimiento calculado, asegurándose de no emitir ruido innecesario. Permaneció inmóvil unos segundos más, observando su entorno. Era hora de continuar. Sus sistemas calcularon una ruta óptima hacia la salida, pero antes de levantarse, algo cambió. Un pequeño destello en su interfaz visual captó un detalle que no estaba allí antes: una sombra, proyectada en un rincón que debería estar vacío. Giró la cabeza con precisión, enfocándose.

Era un niño. Estaba sentado en el suelo, jugando con un pequeño dispositivo mecánico, uno de esos juguetes obsoletos que simulaban ser robots. El niño no lo miraba, absorto en desmontar y ensamblar el objeto. TPO-9 se quedó observando. No por curiosidad, sino por lo inusual de la escena. Los niños rara vez estaban presentes en estos lugares. Sin embargo, aquí había uno, completamente ajeno a la presencia del androide.

El niño levantó la vista de su juguete y, por primera vez, se encontró con la mirada fría de TPO-9. No hubo miedo en sus ojos, solo una extraña mezcla de interés y desafío.

TPO-9 sostuvo la mirada del niño, analizando cada microgesto. No detectó hostilidad, tampoco temor. Era una expresión pura, sin las complejidades de los adultos. El androide procesó la interacción en milisegundos, evaluando si debía responder o ignorar. Optó por la primera opción.

«¿Qué construyes?», preguntó TPO-9 con su voz metálica, carente de inflexión. El niño sonrió, levantando el juguete hacia él. «Un robot», dijo con entusiasmo. «Pero no funciona. Creo que está roto». TPO-9 examinó el objeto desde su posición, detectando fallas evidentes en la estructura. «El circuito está desconectado», señaló. Su dedo, frío y preciso, apuntó al lugar exacto.

El niño frunció el ceño, concentrado. «¿Puedes arreglarlo?». La pregunta quedó flotando un momento. TPO-9 evaluó la situación. No había un beneficio tangible en realizar tal acción, pero tampoco un costo significativo. Extendió una mano y el niño, sin dudar, le entregó el juguete. Con movimientos meticulosos, el androide reconectó los circuitos internos y ajustó las piezas desalineadas. En menos de un minuto, el pequeño mecanismo se activó, emitiendo un leve zumbido.

«Está listo», dijo TPO-9, devolviéndoselo. El niño sonrió ampliamente, agradecido. «Gracias», respondió, volviendo a concentrarse en su ahora funcional compañero mecánico. TPO-9 lo observó por un instante más, registrando la interacción como un evento atípico, aunque sin implicaciones significativas para su misión.

Era momento de partir. Se levantó de la mesa, sus movimientos exactos y fluidos. Mientras cruzaba el café hacia la salida, notó las miradas dispersas que lo seguían, algunas curiosas, otras indiferentes. Empujó la puerta y volvió a la lluvia, el sonido de las gotas reanudando su monótono golpeteo contra el metal de su carcasa. La noche era fría, y las calles estaban desiertas.

©Nitrofoska

Otros relatos:
OLVIDO

En la pestaña RELATOS de esta web
o en este ENLACE

martes, 11 de febrero de 2025

INVIERNO

Hola, androides. ¿Cómo va el invierno?

Foto: Mimisme
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domingo, 9 de febrero de 2025

MÁS FOTOS DEL 25E !!! ⇦

Bipbipbiiip una maniobra de última hora en el módem espacio-temporal me ha permitido bip recuperar algunos negativos. Los disparos son obra de las criaturas fotosensoras Quini y Lula Bim, el pasado 25E en Tiki-Volcano. Que ustedes las disfruten biiip

Carolina Yavén y Nitrofoska en EL ATRACO
Foto: Joaquín Madera Gamo "Quini"
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Carolina Yavén en EL ATRACO
Foto: Joaquín Madera Gamo "Quini"
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Carolina Yavén y Nitrofoska en EL ATRACO
Foto: Joaquín Madera Gamo "Quini"
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Lucía Flor Laguna en LITERACCIÓN
Foto: Joaquín Madera Gamo "Quini"
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Luis Lamadrid en LITERACCIÓN
Foto: Joaquín Madera Gamo "Quini"
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Alberto del Viso, de Negro&Blanco
Foto: Joaquín Madera Gamo "Quini"
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LITERACCIÓN
Foto: Lula Bim
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LITERACCIÓN
Foto: Lula Bim
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Lucía Flor Laguna en LITERACCIÓN
Foto: Lula Bim
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Daniel Muaré, de este lado de la cámara
Foto: Joaquín Madera Gamo "Quini"
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jueves, 6 de febrero de 2025

LUZ Y OSCURIDAD

Hola, seres integalácticos, reflejos de luz, tumbas de oscuridad, ¿cómo van vuestras cosas?


Foto: Desconocidx
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miércoles, 5 de febrero de 2025

LAS PRIMERAS FOTOS DEL 25E!!⇦

Tras un accidente en el meteorito de baliza, las fotos del pasado 25E van con retraso. Les traigo unas pocas. Todas ellas obra del organismo avanzado Daniel Muaré en Tiki-Volcano. Pronto, o no pronto, más!

A disfrutar, androides.


Carolina Yavén y Nitrofoska en EL ATRACO
Foto: Daniel Muaré
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Lucía Flor Laguna en LITERACCIÓN
Foto: Daniel Muaré
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Luis Lamadrid y Nitrofoska en LITERACCIÓN
Foto: Daniel Muaré
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Con el binomio Negro&Blanco,
que el 25E formó parte de LITERACCIÓN
con sus fotos cuánticas
Foto: Daniel Muaré
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martes, 4 de febrero de 2025

EL RESURGIR DE UN IMPERIO

Poema e imagen: Nitrofoska
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Cavaré una fosa,
un profundo agujero
y enterraré ahí los momentos felices,
nuestros mejores días,
las sonrisas más sinceras,
nuestros más sabrosos besos.

Luego los cubriré de tierra
o de oro molido hasta la cima,
me sentaré encima
y me quedaré a vivir ahí.

© Max Nitrofoska

domingo, 2 de febrero de 2025

BON DIA BONITA

Bon día, androides.

Foto: Desconocidx
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