jueves, 11 de agosto de 2022

RUIDO

El ruido en el hangar de ensamblaje era insoportable, es cierto. Tal vez por eso, por ese ruido infernal me acordé de aquel viaje al Universo Tap-on.

Yo llegué por casualidad. Necesitaba con urgencia repuestos para reparar mi vieja Thompson Pilgrim. El Universo Tap-on orbitaba cerca y me pareció un buen lugar donde hacerme con ellos.

Sus habitantes resultaron ser del género humanoide, muy similares a los de la Tierra. Eran amables, simpáticos y estaban bien provistos. En pocas horas ya tuve entre mis manos los repuestos que me permitirían poner en marcha mi nave.

Pagué mi adquisición con varias bolsitas de Luz Persa y me senté en un puesto de comida del mercado Central. El sándwich de jamón y queso estaba delicioso. Me recordó a la órbita Madrid. Frente a mí vi a una mujer con unos extraños pendientes colgando de sus orejas. Se trataba de pequeños tapones que ella introducía alternativamente en sus oídos, tal vez agobiada, aturdida por el ensordecedor ambiente del mercado Central.

Pero luego me di cuenta de que todos los seres de este universo, todos los tap-onianos llevaban unos pequeños artefactos como estos en sus orejas. Hasta ese momento no me había dado cuenta, absorto en mi búsqueda. Tal vez se trate de una especie cualitativamente mejorada de la especie humana, pensé. Oídos sordos. Silencio. Calma. Sosiego. Qué maravilla.

Pagué la cuenta con un destello de Luz Persa y me dirigí hacia mi nave. Me hice la firme promesa de regresar al Universo Tap-on en breve. Con unos tapones en condiciones colgando de las orejas, eso sí. Hay que ver qué sociedad tan avanzada.

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