Evoco
tus imágenes, te veo deslizar el muslo
sobre el respaldo de
ese sofá multiforme.
Multiforme no, lo que quiero decir es que
el sofá
toma la forma que tú le das,
tú das forma a los
objetos que te rodean,
a todo lo que te rodea.
Eres
radiante en uno o varios frentes,
dices las cosas sin que nadie
se dé cuenta
de que esta vez has alzado la voz.
Bueno,
eso de alzado es un decir,
porque en realidad lo que haces es
susurrar algo
en una lengua extranjera,
asiática, creo,
hablas en japonés,
como una geisha enfundada en un traje
de seda,
mariposa atrapada en camisa de fuerza,
inmóvil y
feliz dando zarpazos.
A
menudo te veo en secuencias, como en el cine.
A una distancia de
luz, te veo,
te siento.
Lejana y luminosa.
Me
acerco al resplandor.
Voy a tocar tu piel multiforme.
No
eches a volar.
Aún no.