Texto e imagen: Nitrofoska
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Fragmento 2:
El mar había desaparecido semanas antes. Lo suplantó esa superficie inestable que imitaba las olas, pero sin peso, sin profundidad. Nadie sabía si estaba hecha de gas, de polvo digital o de una instrucción que seguía repitiéndose. Y aun así, ellos continuaban volando sobre ella, como si el agua permaneciera bajo sus alas. Como si nada hubiera cambiado. A eso lo solemos llamar instinto, aunque en realidad es otra cosa: memoria impuesta. La programación que se activa cuando todo lo demás falla. Verlos volar así, sobre ese abismo simulado, daba una mezcla de ternura y espanto. Como ver a un muerto que sigue su camino.
©Nitrofoska