miércoles, 22 de agosto de 2018

EL PARALELO SERENO

Bibipbipbiiiiiiip, buenos días mis amados seres humanos. Como les prometí, cada semana de este caluroso verano les traigo uno de los relatos más leídos de la nitroweb. Que ustedes lo disfruten bipbip biiiiip

Hace un par de semanas humanoides recibí una misteriosa llamada que me citaba en la nebulosa del Dédalo. “Tengo información confidencial sobre el ALF.”, decía la voz en el contestador. Se refería a la piedra filosofal que llevo siglos persiguiendo, la mítica Askatasuna Libertaris Felizidanka.
Me extrañó la llamada… una voz proveniente de las lunas de Saturno, una zona desde hace tiempo deshabitada. Si no me hubiera hablado del ALF nunca habría acudido. Pero me habló del ALF, y esa misma tarde cargué de combustible nitrógeno mi nave interplanetaria y alisté mi traje espacial.

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A la mañana siguiente, temprano, me dispuse a cruzar la galaxia camino a la nebulosa del Dédalo. Entré en el paralelo Sereno, tan tranquilo siempre al atardecer, y dirigí mi nave interplanetaria a través de los desfiladeros de la Lambada. Tras una hora de plácida navegación, una repentina oleada de viento se cruzó en mi camino y me hizo perder el rumbo durante unos minutos. Ajusté la brújula sideral, conecté el tubo de red y fijé los ojos en la tormenta que se avecinaba. No parecía peligrosa, pero el fino y blanco polvo que arrastraban los fuertes golpes de viento era diferente a lo habitual, se pegaba en las aristas de la nave, cubría con su niebla opaca la superficie del cristal de la cabina y se aglutinaba en la punta de las antenas formando pequeñas rocas que las doblaban por el peso.


Las antenas empezaron a recibir las señales con dificultad y el rumbo de la nave se hizo vacilante. Me asusté. Me asusté de verdad, nunca había visto nada parecido. Detuve la nave en un recodo del Sereno, me acoplé los circuitos de respiración asistida y abrí la escotilla de salida. Una densa nube me envolvió. Sus incontables partículas se movían sin cesar, me golpeaban la cara, los brazos, las rodillas y los tobillos, me hicieron perder el equilibrio y finalmente caí al suelo, espesamente cubierto de esta materia blanquecina que parecía surgir de la nada y multiplicarse sin fin en el espacio.


Pensé en volver a la nave de inmediato, me giré y ante mi asombro y mi miedo, porque a esas alturas un miedo con forma de mano negra y fría iba trepando por mis piernas y ya apretaba mi estómago, me lo estrujaba y yo estaba acojonao, lo que se dice acojonado perdido y no veía mi nave, no estaba, o sí, estaría ahí pero yo no la veía entre tanta niebla y tanto viento y tanta hostia, quién me manda bajarme de la nave, como si así pudiera solucionar algo, y quién me manda salir a verificar una supuesta información que me da un ser anónimo, probablemente falsa, inventada, producto del delirio que muy a menudo produce la continua búsqueda de quimeras y la muy contaminada y venenosa atmósfera que envuelve Saturno en un halo de desolación y misterio.


Una ráfaga me empujó de frente y caí de espaldas sobre la nieve, el miedo y la angustia me invadían por completo. Seguía sin ver mi nave. Agarré el nitrodetector pero mis dedos estaban demasiado fríos para accionarlo con precisión. La densa y blanca nieve seguía posándose sobre mi cuerpo, segundo a segundo iba cubriendo mi piel laminada y mis circuitos biónicos. Encendí mi linterna y un poderoso foco de cien mil lúmenes rojos capaces de atravesar cualquier atmósfera se abrieron paso a través de la tormenta y entonces sí, entonces ahí, a lo lejos o lo que parecía lejos a través de esa niebla diabólica vi mi nave, ahí seguía, qué bonita era, más bonita que nunca. Qué maravilla. Casi me echo a llorar.


Fue entonces cuando escuché una voz en el espacio, una voz que atravesaba la nieve, la niebla y el viento enmarañado, una voz que venía de muy lejos y retumbaba en el espacio. Una voz exaltada e imperiosa que dijo: ¿Quieres información sobre el ALF? ¡¡¿Quieres información sobre el ALF?!! Pues aquí la tienes Nitrolelo. La Humanidad no está para piedras filosofales, lo que necesitan es esperanza, lo que necesitan es unas elecciones planetarias. ¡Vota Nitrofoska! ¡¡VOTA NITROFOSKA!! ¡Máquinas políticas de confianza! ¡Androides con fundamento! O si no atente a las consecuencias, serán terribles, devastadoras, no solo para ti, que morirás pronto por inepto y capullo, sino para toda la Humanidad.”


Joder, pensé, pero si Nitrofoska soy yo. Si el candidato de Nitrofoska Androides soy yo mismo. Creo que al jefe de campaña que ha contratado el Androide Supremo se le ha ido el meteorito por completo. Voy a tener que hablar seriamente con él. Bueno, si consigo salir de aquí. Vaya día.

© Max Nitrofoska
© Fotos biónicas: Maryge Rosado
© Arte sideral: Kristina Olano KRISPO

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