Curiosa
la veneración que profesan algunos humanoides a Camarón. Recuerdo
que el día que murió yo estaba de gira con mi banda de Rock&Roll.
Yo no conocía a Camarón, nunca lo había escuchado cantar ni había
oído hablar de él. Luego sí, tras la intensa e incesante
publicidad que desplegaron los medios en este país lo escuché, como
todo el mundo, y me gustó, me parece un gran artista, enorme, aunque
hace ya 15 años que no lo he vuelto a escuchar ni tengo prisa por
hacerlo.
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Recuerdo
que en esa gira en la que yo estaba sumergido, en 1992, nos acompañaba una chica de
Venezuela. Ella tampoco había escuchado nunca al Camarón, y sin
embargo lloraba desconsolada, a lágrima viva por su muerte. En esos
días ella amaba la música de Camarón, lo amaba a él. No se trata de nada del
otro mundo, es lo que hacen y consiguen los medios de comunicación una
y otra vez, que amemos lo que ellos nos cuentan, lo que ellos quieren que amemos, en la música y
muchos otros ámbitos.
Supongo
que a algunos de ustedes, mis amados seres humanos, les pasaría lo
mismo, que no tendrían ni la menor idea de quién era Camarón,
reconózcanlo, no puedo creer que yo sea el único en este país. Y
ahora lo aman y lo veneran. Igual también lloraron un poco. Vamos a
ver el docu de Netflix. O no, que por el camino yo me entretengo.
© Max Nitrofoska
© Max Nitrofoska