Con el tiempo, la superficie se hizo palpable. Mis botas tocaron el suelo de Aqvo, y a través de ese contacto el acto de caminar adquirió un nuevo significado. Reflexiones sobre cómo llegué a este punto emergen con claridad mecánica: un movimiento continuo, una deriva en el espacio que me trajo aquí, a este límite entre dos mundos.
La imagen de un mar confinado, un pantano cuyos sueños parecen batallar contra la presión de lo invisible se dibujó ante mis ojos. Una bañera de civilización y caos, un microcosmos al alcance de mis dedos, todo bajo la influencia de mi propia gravedad.
Texto e imágenes: Nitrofoska
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El próximo día 4 presento AQVO, una muestra comisariada por Margarita Aizpuru en la galería Iturria de Cadaqués. También haré una performance.
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