A
la belleza del mundo tú le importas poco,
yo le soy
indiferente.
Brotan las flores,
inundan con su aroma los
rincones,
cimas, explanadas,
escalas
y puentes.
También tu pecho se llena de un intenso
aroma,
y tu pelo,
cuando brilla el sol.
Escucho
a lo lejos el murmullo del arroyo,
alguna que otra gallina
cacareando por ahí
y un perro, su ladrido perdido en la noche.
El
mundo gira, y gira,
sigue su ruta, enloquecido.
Tu aroma me
aturde, delimita mi
espacio
y mis sentidos,
las fronteras inestables de mi
mente.
El
mundo se mueve solo.
Siempre ha sido así.
Aunque yo
muera,
aunque tú mueras,
aunque todos muramos
y
no seamos ya
más que
un tímido reflejo
en el inmenso mar
el mundo
seguirá ahí,
cada nuevo día.
Tú
también te mueves sola.
Aquí todo se mueve.
Yo no quiero
ir a ninguna parte
sin ti.
Creo.
© Max Nitrofoska