La
cripta en la que Akhenatón, Nefertiti y Tutankamón llevaban más de tres mil
años reposando estaba a punto de abrirse. La doctora Milton había consagrado veinticinco
años de su vida para que llegara este momento. Estaba muy nerviosa y excitada.
Sudaba, pero no por el sofocante calor de más de cincuenta grados que hace a
esa hora en el desierto, sino porque su ya no tan joven corazón se había
acelerado de forma extraordinaria. Lo sentía latir en las sienes, en las
muñecas y en cada una de sus venas. Tras un estridente crujido, por fin, la
última losa se abrió. Un fino polvo gris irrumpió en volutas por la abertura.
Un olor húmedo, terroso, de nido de serpientes impregnó el aire caliente. La
doctora Milton se enjugó la frente, se ajustó su linterna frontal y bajó los
dos escalones que daban acceso a la tumba de los faraones más famosos del
antiguo Egipto.
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La
linterna de la doctora Milton iluminó las catacumbas con su intenso y certero
haz de luz. Primero vio una tumba pequeña, probablemente perteneciente a un
niño o adolescente. Debía tratarse del joven Tutankamóm. Al otro lado, sobre un
pedestal se erigía un enorme sarcófago en el que supuso se encontraba el faraón
Akhenatón, ya que ocupaba gran parte de la estancia. Entre ellos se abría un
hueco con un sarcófago vacío. La tapa parecía haber sido empujada desde dentro,
y sobre la parte donde debía reposar la cabeza se distinguía con claridad un
pergamino con signos garabateados. La doctora Milton, que leía egipcio antiguo
fluidamente, sorprendida y maravillada ante el hallazgo, lo leyó. La nota
decía: “Akhenatón, voy a salir a dar una vuelta a lo del 18N de Nitrofoska. Va
a actuar para un público de androides, ciborgs, seres humanos y criaturas
orbitales. Ese y no otro es nuestro lugar. La cita es en The Closet Club de
Madrid, una biblioteca de ropa que mola todo. Deberías salir más a menudo Akhen,
te estás quedando fosilizado. Cuídate. Hasta luego momia. Nefertiti.”
Por
supuesto, la doctora Milton también acudirá a la fiesta. Aunque no sé si
llegará a tiempo, Egipto está muy lejos. Ahora, lo que es yo no me lo pienso
perder. ¡Naves interplanetarias, en órbita!