lunes, 17 de julio de 2023

SUEÑO CON GRANDES SUPERFICIES LISAS

Imagen: Nitrofoska & AI

Hay que seguir en movimiento.
Hay que seguir el movimiento.
Hay que seguir moviéndose.

No pensar en la caída,
que se producirá sin duda
en una de las muchas sombras oblicuas
del destino,
siempre resbaloso e incierto.
Sobre todo en tus manos.

O tal vez no.
Tal vez nada caiga, finalmente,
porque cada día que pasa
te veo más dotes de prestidigitador,
de trapecista veloz que surca los cielos
en busca de una promesa formal y aérea,
una promesa que se base
en las respiraciones adversas,
en el flujo genital y gástrico
de las personas que conforman
esa carpa abrasadora
en la que se mueve tu circo,
con sus estrellas fugaces,
sus caprichosas veladas
y sus destellos uniformes,
muy uniformes.
Y caducos.
Que caducan.
Que ya han caducado,
para ser más precisos.

Hay que seguir en movimiento.
Hay que seguir el movimiento.
Hay que seguir moviéndose.

Hay que tener en cuenta a los payasos, también,
en este circo.
Sobre todo al triste,
que es el que lleva una sonrisa permanente
pintada en la cara.

Volviendo a lo nuestro:
aquella disculpa que no supiste,
que no supe pronunciar a tiempo.
Aquel guiño de ojos, o fue un pestañeo
que te pasó, me pasó desapercibido.
Es ahí donde se tuerce,
es ahí cuando la carpa,
con sus flamantes toldos en ruinas,
con sus estandartes de vivos colores
te asfixia,
me asfixia.
Es ahí donde se tuerce la sonrisa
y todo lo demás.

Hay que seguir en movimiento.
Hay que seguir el movimiento.
Hay que seguir moviéndose.

Hay que olisquear y hay que resoplar.
Es necesario mantener un comportamiento animal,
vertebrado, siempre.
Los mamíferos tenemos sueño.
Los mamíferos tenemos hambre.

Sueño con grandes superficies lisas.


© Max Nitrofoska


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