El
androide Nitrofoska fue diseñado y ensamblado para realizar trabajos
especializados sin rechistar.
El
mero pensamiento de las palabras revuelta o insumisión era tratado por sus
amaestrados circuitos como una alergia corporal, se rascaba y se retorcía.
Aberración mental, aberración mental bipbipbipbiiiip.
Así fue programado el androide Nitrofoska.
Así fue programado el androide Nitrofoska.
No
obstante, cierto día, los dirigentes de la Corporación decidieron dar millones
de euros de dinero público a los banqueros con el objetivo de perpetuar el
sistema que había llevado a la humanidad a una situación de bancarrota
insostenible.
Esto
no afectó al bolsillo de Nitrofoska, que como todo androide no está sujeto a los
impuestos que recaen sobre los seres humanos, pero alguna conexión defectuosa,
alguna reminiscencia terrenal hizo que sus circuitos se rebelaran ante el
pillaje institucionalizado, ante la desvergüenza inmune y el cachondeo
constitucional.
El
organismo cibernético de Nitrofoska no pudo tolerar el cruce de datos erróneos,
de información contradictoria y recochineo que emanaban de la Corporación que
lo había creado.
Sin saber en modo alguno a qué respondían sus impulsos y sus actos, cogió un megáfono y un atril y se dirigió a la Puerta del Sol de Madrid.
Sin saber en modo alguno a qué respondían sus impulsos y sus actos, cogió un megáfono y un atril y se dirigió a la Puerta del Sol de Madrid.
Max Nitrofoska en la Puerta del Sol (octubre 2010)