martes, 5 de septiembre de 2023

CUÁNTO MAR

Imagen: Nitrofoska


NO HAY NADA PEOR QUE UNA PROMESA.
Una promesa envenena tu sangre,
tus pensamientos,
tus deseos.
Los lanza al futuro,
lejos de tu propio alcance,
sin ruta,
sin destino.

AHÍ TE VES,
estancado,
aparcado en una cómoda promesa
capaz de refrescar cualquiera de las orillas
en las que remojas tus pies heridos,
tus pies inflamados y cubiertos de espesas corazas,
tortugas inmortales
que bien o mal
son las que se pasean sobre tu vientre.
Y cuando ya llevan un par de horas
mirándote a la cara
te cuentan una fábula
en esa lengua ancestral que usan
los fines de semana,
las tortugas.
Cosas que sucedieron hace mucho tiempo.
Te gusta.
Te gusta escuchar esas confesiones,
a pesar de que muchas de ellas
llevan una carga de dinamita
adosada en el vientre.

LOS QUE SUBEN POR LA ESCALERA
no van del todo vestidos.
No presentan ninguna anomalía manifiesta,
pero tú ya sabes
que todo esto ya está en estado de descomposición
avanzada,
que la escala se desmorona
y tú intentas reparar ahora este peldaño
y luego el otro pero no hay manera,
el presente se deshace,
tan solo el futuro reluce a lo lejos,
solo el futuro parece encerrar algo jugoso,
una promesa, susurras.
Te brillan, áureos, los ojos.
Creo entrever una lágrima.

Siempre has sostenido que sabías distinguir
UNA ESCALERA HACIA EL CIELO
DE UNA TRAMPA MORTAL.
Sin embargo,
son muchas las veces en que has tropezado ascendiendo
y ya no estás tan seguro
de que al final del camino
vayas a encontrar ese hermoso amanecer,
luz de tu promesa.
El karma azul que te prometieron
mientras te vaciaban el corazón
y los bolsillos.
Tus pensamientos, ellos,
quedaron atrapados en una red repleta de mejillones
y otros frutos marinos y sirenas.
Lo que es seguro
es que olía a pescado.
A vulva. Persiguiendo ese olor te recuerdo.
Persiguiendo ese olor intenso
se te ve esfumarte en memorias ajenas,
en fines de semana narcóticos
que trepan por tu espalda y se te enganchan al cuello
como un mono epiléptico,
con las dos manos y sus uñas, y los piececitos,
ellos también hacen su labor,
porque en lugar de caminar un paso tras otro,
se te clavan en la memoria
y te hacen dar marcha atrás,
te vence tu propio peso y basculas,
te desplomas sobre la calzada.
O en la oscuridad de un pozo negro.

ES SUBLIME LA MELANCOLÍA DE LA PROMESA.
Es nadar sin horizonte.
Es volar envuelto en plata
y neón,
el cielo.

La promesa
es la que se lleva el premio gordo
solo por husmear en casa ajena.

Cuánto mar.

© Max Nitrofoska


Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...