lunes, 30 de julio de 2018

BIMBO



muerdes fuerte la toalla,
fuerte,
sudas,
se estriñe tu cara,
dolor,
placer,
me acerco,
te huelo,
poco a poco sube el eco,
suenan tus latidos,
vaho en tus gemidos,
tus ojos en blanco,
mueve, mueve, mueve ese dedo,
esa mano dentro del deseo,
del amor bilingüe,
de la esperanza de la bomba que estalla en tu limbo,
que aprieta tu bimbo,
no sabía que los sabores dependieran
de tu estado de ánimo,
sigue, aprendo rápido,
dámelo entre lágrimas,
dámelo
con prisa,
dámelo con alegría
o déjame que te lo arrebate tras larga lucha,
me lo das bajo la ducha,
me lo das en un descuido,
me lo das bajo la mesa, mientras comes sandía, papaya
o tortilla francesa,
a gatas, voy, entre las cuatro patas levanto tu falda,
aparto
suavemente tu tanga,
con la lengua
busco esos latidos, esos labios pistilos
que dan paso a la flor palpitante del estío,
bajo la mesa,
a cuatro patas,
solo uso la lengua,
mi nariz en pleno vuelo,
aromas del subsuelo,
el primer olor impreso en los genes
de cada uno de los
seres humanos que me cruzo,
el origen del mundo
sale de ahí,
de tu bimbo,
sale de tu boca el gemido,
sale de tu jade el líquido, la marea
infinita,
el néctar que inunda la vida
y acaba en el olvido,
y
es entonces cuando se desboca la tensión,
se encoge el
tiempo,
se despliega el
universo,
sube tu pelvis,
chirría sobre el eskay de la silla,
se mueve, sube, pero solo un poco,
no quieres perder el contacto
con mi lengua,
que sigue ahí, dispuesta, tuya,
respiras con fuerza,
jadeas,

palpita la pepita,
el olor
me inunda, levita
y me desmayo,
y te desmayas,

y es entonces cuando lo veo
de cuerpo entero,
es como un gran guerrero indefenso,
sonríe desde la puerta
pero con tristeza,
no sabe si entrar o quedarse ahí,
dilatando la explosión sideral,
haciendo suyo el momento,
y
finalmente sí, lo hace,
estalla, lo saca todo,
la tensión, el deseo,
el miedo,
el grito inmenso,

lo retuerce,
se convierte en un párpado que mueve sus alas,
una mariposa herida, tiembla,
se estremece,
agoniza y finalmente se eclipsa
la mariposa,
muere
entre tus manos y la
mías,
y la mimas,

te gusta
mimarla y hacerla revivir
y volverla a ver morir,
una y otra vez en un éxtasis sin fin
que inunda la puerta de tu jade, de tu bimbo,
de tu
brillante camino impío,
de tu engranaje cíclico
donde se reza,
sobre todo se reza,
y rezamos los dos,
rezaremos hasta que llegue el nuevo día

© Max Nitrofoska  

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